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A veces, para comenzar, es necesario volver a los territorios personales.

 

Luego de varios años de trabajo, Claudia Hercman presenta una serie de obras que la atraviesan y comprometen. Partiendo de la anécdota familiar como punta de ovillo, ella irá deshilvanando imágenes.

 

Un cuerpo de obras que aborda el desarraigo y la memoria con nombres propios: ¿Qué acontece con el cuerpo arrancado de su propia historia? ¿Dónde se guardan las canciones maternas en un espacio extraño? ¿Cómo se construye el grito en las sombras?

 

Hercman rescata así las palabras detenidas en los cuerpos que ya no están, desarrollando un repertorio de personajes que insisten en caminar al ritmo de historias antiguas y a paso firme.

 

RUMOR SECO se instala, esta vez, en un viejo local de textiles cargado de huellas de sus anteriores habitantes. Este lugar será el lienzo trabajado para generar un montaje de obras que dialoga directamente con esas marcas en las paredes,  signos que hacen a la experiencia sensible del visitante.

 

Pinturas y esculturas recrean un imaginario, un recorrido en que el espectador no puede ser indiferente y donde se deja ver, entre líneas, una denuncia y una palabra que aún no ha sido pronunciada en voz alta.